En artículos anteriores hablábamos de las diferentes manifestaciones de la contracción muscular en función de cómo se altera la longitud de sus fibras, así como de la velocidad de la contracción y de la tensión.
Estos criterios nos sirven para clasificar las contracciones musculares desde el punto de vista de su funcionamiento interno, es decir desde la perspectiva fisiológica, lo que nos va a ayudar a comprender mejor como se va a adaptar el sistema muscular a los distintos tipos de esfuerzo.
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Sus efectos sobre el mismo cuerpo
En este sentido, el entrenamiento de la fuerza muscular tiene que programarse en relación a este tipo de criterios, escogiendo las actividades y ejercicios en función de sus efectos sobre el organismo humano, pues el objetivo de estas actividades está dirigido precisamente a provocar este tipo de cambios en la musculatura humana, pasando a un segundo plano el tipo de movimiento que consigamos, es decir las circunstancias externas.
Así por ejemplo, si queremos valorar desde este punto de vista los tipos de contracción que regulan el movimiento de flexión del codo, nos vamos a fijar tan sólo en los músculos que se activan en las distintas fases del movimiento, así como el tipo de desplazamiento que van a sufrir las fibras musculares durante la acción (acortarse, alargarse, quedarse igual…).
Con este análisis sabremos que los flexores del codo (bíceps braquial, braquial anterior, etc) se van a contraer de modo concéntrico al tratar de elevar la carga, mientras que se van alargar en tensión al tratar de descenderla.
Al saber que estos músculos han sufrido este tipo de actividad interna durante el movimiento, nos va a ser más fácil intuir los efectos que el trabajo va a producir en los distintos músculos y con ello el tipo de cambios permanentes con los que van a tender a adaptarse de cara a la ejecución del mismo tipo de esfuerzo en el futuro. Esta es la base del entrenamiento de la fuerza, escoger las actividades en función de sus efectos sobre el cuerpo humano.
Utilidad en el entrenamiento
Como comentábamos en el anterior capítulo sobre este tema, el análisis de los tipos de contracción muscular (concéntrica, excéntrica, isométrica, etc) que intervienen en la ejecución de un movimiento concreto nos va a servir para conocer los efectos que sobre la musculatura va a producir la realización de dicha actividad.
Dicho de otro modo el estudio de los tipos de contracción muscular nos sirve para poder adaptar los movimientos deportivos al desarrollo de las capacidades físicas del individuo.
Pero la información que nos aporta este análisis se queda un poco escasa si lo que tratamos de valorar es el trabajo que realiza el músculo en relación a un movimiento deportivo concreto, ya que los gestos deportivos implican un ajuste del trabajo muscular en función de los requisitos del ejercicio.
Así por ejemplo, un ejercicio dirigido al desarrollo de la fuerza de los flexores del codo, como puede ser el curl de bíceps con mancuernas, es un movimiento muy sencillo diseñado específicamente para desarrollar la fuerza de estos grupos musculares, y en ese sentido el movimiento en sí carece de importancia, ya que lo único importante en este trabajo es que las fibras de los flexores del codo se acumulen tensión y fatiga en las mejores condiciones posibles como para conseguir el desarrollo muscular.
Sin embargo, la actividad que realizan los músculos extensores de la rodilla de un futbolista al ir a lanzar una falta directa, no tiene como objetivo el desarrollar la fuerza muscular, sino servirse de la fuerza de estos músculos para impulsar con más o menos fuerza, según el tipo de golpeo que el futbolista decida utilizar, el lanzamiento del balón a portería con el objeto de conseguir un gol.
Aplicación a la actividad deportiva
En este caso, la repercusión del movimiento sobre la musculatura pasa a un segundo plano, y de hecho la fuerza muscular se convierte en un recurso a disposición del futbolista para que pueda utilizarla en mayor o menor intensidad según su interés concreto.
Si queremos que la musculatura del deportista pueda dar una respuesta más efectiva a las necesidades surgidas en la práctica de su deporte, tenemos que conseguir que los músculos se acostumbren a trabajar en unas circunstancias similares a las que se va a encontrar en la competición o en la práctica real.
Esto es lo que se persigue con la práctica de ejercicios de técnica deportiva, el enseñar al músculo a realizar los movimientos del deporte en cuestión del modo más preciso y económico.
Así nuestro futbolista practicará el golpeo de balón no sólo para aprender a tirar bien las faltas, sino para acostumbrar a sus músculos y articulaciones a realizar ese tipo de esfuerzos tan agresivos, lo que va a ayudar a fortalecerlo y a adquirir más confianza.
Pero el entrenamiento específico no se limita a ejecutar movimientos similares que nos ayuden a aprender la técnica y a acostumbrar a músculos y articulaciones, sino que hay que acondicionar la musculatura para que se acostumbre a trabajar en dichas condiciones para obtener su máximo rendimiento.
Para eso hay que poder analizar de un modo más exhaustivo las condiciones en las que trabaja el músculo en ese tipo de movimientos deportivos tan específicos, no sólo para saber que aspectos de la fuerza, la velocidad o la flexibilidad hay que desarrollar si queremos mejorar en la ejecución de dichos movimientos, sino también para poder diseñar adecuadamente los ejercicios de trabajo.
Otros factores
En este sentido, Verjoshansky planteó un tipo alternativo de clasificación de las tensiones a las que se somete la musculatura en un esfuerzo físico específico, la cual describe los distintos tipos de activación que manifiesta la musculatura en relación a los tipos de movimiento que produce. Dicho de otro modo, expresa los tipos de contracción que se pueden producir en el músculo en la ejecución de movimientos deportivos.
La clasificación de los distintos regímenes de contracción muscular que nos ofrece Verjoshanski nos va a dar mucha más información sobre el trabajo que realiza el músculo en la elaboración de los movimientos deportivos que la mera distinción entre contracciones concéntricas, excéntricas, etc.
Esto es debido a que tiene en cuenta un gran número de factores que tienen gran influencia en la modulación del movimiento y que no se consideran en la clasificación de los tipos de contracción.
Los factores que se van a valorar en este caso serían:
En primer lugar, el tipo básico de contracción muscular que tiene que realizar el músculo, es decir si el músculo realiza un trabajo dinámico (concéntrico, excéntrico) o estático (isométrico).
Además, la velocidad del movimiento, la cual va depender directamente de la resistencia que el deportista tiene que vencer en el movimiento. En este sentido, si la resistencia, peso o carga es importante, va a ser muy difícil que el movimiento pueda realizarse a una velocidad elevada. Dicho de otro modo, los movimientos veloces solo son posibles con cargas ligeras.
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