Como veíamos en el anteriores artículos sobre este tema, las tensiones tónicas se caracterizan por implicar un elevado porcentaje de fuerza máxima por parte del músculo (entre el 85 y el 100%), en un tipo de acción muy lenta o estática que por tanto es más prolongada que otro tipo de tensión muscular.
En este sentido, si queremos mejorar el rendimiento en una actividad física o deportiva que precise el uso de este tipo de contracciones musculares, hay que considerar un cierto entrenamiento paralelo de la resistencia general, especialmente si la actividad exige que este tipo de esfuerzos haya que repetirlo varias veces en poco tiempo, o que deba ser sostenido durante mucho tiempo.
la tensión tónico-explosiva
Por otro lado, al ser un tipo de actividad que provoca un cierto grado de fatiga en el músculo, puede ser utilizado junto a otros elementos para construir un modelo de entrenamiento de la resistencia muscular, siempre que no abusemos de la carga a movilizar.
Tensión tónico- explosiva o isométrico-explosiva: Este tipo de tensiones se producen cuando tratamos de vencer resistencias elevadas a la máxima velocidad posible.
En este tipo de situaciones, el movimiento llega a ser más veloz porque la carga movilizada es algo menor que en el caso anterior. Así en las tensiones tónico-explosivas el músculo se enfrenta a cargas que en su fase de máxima tensión solicitan entre el 50 y el 80 % de la fuerza máxima del músculo o grupo de músculos implicados en el movimiento para esa posición concreta.
De este modo va a ser el tipo de carga movilizada el elemento que va a establecer las diferencias entre este tipo de tensión muscular y el que vimos anteriormente.
La proporción de la carga movilizada es el elemento que va a marcar las diferencias entre las tensiones tónicas y las tónico-explosivas, ya que en principio en ambos movimientos el deportista trata de movilizar la misma con su máxima voluntad.
La diferencia estriba en que la carga máxima o submáxima que se utiliza en las tensiones tónicas impide que el músculo pueda acelerar el movimiento lo suficiente como para que adquiera algún tipo de inercia o toma de impulso que le pueda ayudar a movilizar la carga con más facilidad.
Al no producirse una inercia que alivie la carga una vez iniciado el movimiento, el músculo tiene que comportarse en todas las fases del movimiento igual que en el momento de arranque inicial, es decir la acción se convierte en una sucesión de impulsos iniciales.
Sin embargo, en las tensiones tónico-explosivas, la movilización de cargas algo más ligeras, permite al músculo acelerar con más facilidad el movimiento y con ello transmitir una inercia a la carga, la cual se aligera relativamente respecto a su valor inicial en la medida que pasa de un estado estático a otro cada vez más dinámico.
La carga pesa menos para el músculo según coge más velocidad, y el músculo puede contraerse con más velocidad en la medida que se enfrenta a una resistencia cada vez más reducida.
De este modo, las tensiones tónico explosivas van a iniciarse igual que las tensiones tónicas con una fase isométrica inicial en la que el músculo activa todos sus recursos para empezar a contraerse y con ello a movilizar la carga.
En el caso de la tensión tónico-explosiva, esa fase va a durar muy poco tiempo porque la carga manejada se encuentra dentro de unos márgenes muy asequibles para que el músculo pueda transmitirle progresivamente una mayor aceleración, de ahí que sea la carga el factor que va a establecer las diferencias entre ambos tipos de tensión muscular.
Como veremos más adelante la velocidad de movimientos es un elemento que al igual que la magnitud de la carga que se trata de movilizar, va a incidir en la aplicación del mayor nivel de fuerza máxima.
Pero sin entretenernos en explicar esa cuestión de momento, podemos decir que aunque la carga movilizada sea menor en estos casos, no lo va a ser así la exigencia con la que tiene que trabajar el músculo, ya que el alivio de trabajo que supone para el músculo la reducción de la carga se equilibra con el alto esfuerzo que ha de desarrollar para mover dicha carga a la máxima velocidad, de ahí que en ambos casos el esfuerzo sea máximo aunque con distintas repercusiones para la fisiología del músculo.
Un ejemplo muy claro de este tipo de tensiones musculares lo vamos a encontrar en los ejercicios de halterofilia, en los cuales el deportista trata de elevar desde el suelo una carga muy elevada, a través de una que combina el trabajo de distintos grupos musculares.
La carga solo se puede movilizar si el deportista trabaja con su máximo empeño, y si observamos la ejecución de sus movimientos podemos comprobar que se inicia con un esfuerzo brutal que parece no tener en principio recompensa, pues da la sensación de que no va a poder levantar dicha carga.
Sin embargo, una vez que el levantador supera el punto de dificultad, el peso se va a elevar con gran velocidad, aprovechando todo el impulso que puede acumular con la ayuda de sus músculos y de la inercia que adquiere la barra.
La tensión elástico-explosiva
Tensión elástico – explosiva: Este tipo de tensiones aparecen en acciones de gran dinamismo en las que el deportista trata de transmitir una gran velocidad al movimiento a partir de un fuerte impulso inicial.
Este tipo de situaciones solo son posibles cuando el deportista se enfrenta a cargas relativamente pequeñas, normalmente inferiores al 50%. Las cargas más elevadas nos permiten trabajar la explosividad muscular, pero no alcanzar un alto nivel de aceleración y velocidad en el movimiento.
En este sentido, el saque de tenis, el golpeo de un balón con el pie, o el lanzamiento de una jabalina representan claros ejemplos de este tipo de acciones.
El deportista en estos casos aplica la máxima fuerza posible en las primeras fases del movimiento, en el afán por imprimir la máxima velocidad posible a la acción. Por esta razón, el pico más elevado de fuerza máxima se alcanza en las primeras fases de la acción.
El rendimiento del músculo es mayor si está preactivado antes de iniciarse este tipo de acciones tan explosivas, de ahí que las tensiones elástico-explosivas vienen precedidas del estiramiento previo del músculo a contraer, el cual pretensa la musculatura y acumula una cierta cantidad de energía elástica que luego se transfiere al movimiento, facilitando la aceleración. Iniciar este tipo de movimientos desde un estado de relajación absoluta no sólo resta eficiencia al movimiento, sino que desde luego incrementa el riesgo de lesión muscular y articular.
Una vez alcanzada la máxima velocidad la tensión del músculo disminuye, de ahí que en la fase final de este tipo de acciones el movimiento sea muy veloz pero inercial, es decir con gran velocidad, pero sin ninguna aceleración.
Incluso se puede estar anticipando con ello el frenado brusco del movimiento al final de su recorrido, gracias a la tensión excéntrica de los músculos antagonistas, para así poder transmitir el impulso acumulado al objeto o elemento a desplazar.
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