La artrosis es una enfermedad propia de las articulaciones y es la consecuencia del desgaste de éstas.
Las articulaciones ponen en contacto distintos huesos para poder permitir el movimiento. Los huesos están perfectamente adaptados para esto y por eso presentan en su zona de articulación superficies lisas que permiten un deslizamiento sin adherencias, ni dificultades.
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La articulación y la artrosis
Además, para incrementar estas facilidades, suelen tener cartÃlagos en las zonas de contacto. Estos protegen del rozamiento a las superficies del hueso que están en contacto para permitir la máxima movilidad.
La artrosis representa la degeneración progresiva del cartÃlago y de las superficies articulares y afecta a todos los componentes de la articulación (hueso, cartÃlago, membrana sinovial, etc).
Es el problema articular más frecuente y se ve con más frecuencia en personas de edad avanzada. Aparece en ambos sexos, aunque en los varones tiende a aparecer antes.
Cuando la articulación pierde capacidad de regeneración, el cartÃlago se va destruyendo.
En primer lugar se deteriora la superficie del cartÃlago, perdiendo estructura elástica y desgastándose.
El hueso crece por los bordes de la articulación para mantener la estabilidad formando unos espolones llamados osteofitos que son visibles.
Desgaste y exceso de presión
También se pueden desprender trozos de hueso que flotan en la articulación, por lo que esta se vuelve más irregular y áspera. Esto impide el movimiento natural y produce daño y dolor.
La membrana sinovial también sufre cambios, produciendo una abundante cantidad de lÃquido.
La articulación se inflama y también se pueden desprender trozos de cartÃlago en la superficie de contacto.
El cartÃlago de la articulación no recibe información nerviosa por lo que no se produce dolor en esta fase del desgaste.
Cuando se desgasta el cartÃlago totalmente, el hueso cambia para adaptarse, pero el funcionamiento no es bueno y existe dolor.
Las causas no están bien definidas aunque puede haber una predisposición genética. Hay ciertos factores que pueden influir:
– Exceso de presión en la articulación: Normalmente la artrosis aparece en articulaciones que soportan bastante presión, y es que la artrosis aparece en casi todos los vertebrados, incluso peces, anfibios y aves.
Curiosamente son los animales que pasan mucho tiempo colgados cabeza abajo, como el murciélago y el perezoso, los que no lo sufren.
Esta posición invertida libera de presión las articulaciones, y probablemente puede ser un motivo para no sufrir artrosis.
Causas y sÃntomas
El sobrepeso hace que las articulaciones que soportan el peso del cuerpo sufran un cierto aplastamiento y que tengan que movilizarse con una mayor compresión.Por eso normalmente aparece en la columna vertebral, caderas, rodillas y tobillos.
Si existe un exceso de trabajo en la articulación (deportistas de élite, ciertas profesiones), también se puede producir un desgaste articular porque fuerza sus articulaciones continuamente.
Los masajistas pueden sufrir artrosis en las articulaciones de los dedos como consecuencia de su trabajo.
– Envejecimiento: El paso de tiempo permite que el desgaste se manifieste en forma de lesión y la artrosis es un problema progresivo que aparece a lo largo de los años.
Además el cuerpo va perdiendo eficacia para regenerar los tejidos. El 90% de la población mayor de 60 años padece esta dolencia.
Los sÃntomas aparecen progresivamente y van afectando cada vez a más articulaciones.
Destacan el dolor, la hinchazón de la articulación y cierta rigidez al empezar a movernos o al levantarnos. Estas molestias desaparecen tras movilizar el cuerpo.
Progresivamente el dolor va aumentando tras los esfuerzos fÃsicos hasta ser constante a lo largo de todo el dÃa.
La articulación puede perder movilidad hasta quedar completamente bloqueada en una posición inadecuada a medida que evoluciona la lesión.
Estos sÃntomas hacen que el afectado se mueva menos, lo que provoca más debilidad y rigidez muscular.
Los sÃntomas se suelen manifestar en la vejez, pero eso no quita que pueda producirse en la juventud.
A mediana edad, en torno a los 40 años, es frecuente que se puedan presentar signos de artrosis en las articulaciones que soportan más peso o esfuerzos aunque no se manifiesten los sÃntomas.
La modificación de la articulación puede aumentar su tamaño, y el cartÃlago áspero e irregular produce crujidos al moverse.
Los efectos de la artrosis en la movilidad de la articulación son variables y dependen un poco de las caracterÃsticas de cada una de ellas.
Las rodillas ,por ejemplo, son articulaciones muy afectadas por la artrosis al recibir casi todo el peso del cuerpo. Los ligamentos se distienden perdiendo capacidad de fijación y las rodillas se vuelven más inestables, hinchadas  y doloridas al tocarlas o moverlas, lo que dificulta las actividades cotidianas como caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse de sillas y usar bañeras. La artrosis de rodilla hay que tratarla porque puede llegar a incapacitar a la persona.
La cadera sin embargo se vuelve rÃgida y se incapacita limitando mucho los movimientos, además de sufrir fuertes dolores en caderas ingles, muslos y rodillas. El simple hecho de agacharse, vestirse y cortarse las uñas se convierte en un infierno.
En el caso de la espalda se siente sólo dolor leve y rigidez, pero si la deformación del hueso comprime los nervios, la artrosis en la zona cervical o lumbar puede producir entumecimiento, debilidad o molestias en brazos o piernas.
En algunos casos hay compresión en los vasos sanguÃneos que llegan a la parte posterior del cerebro (lóbulo occipital) y se produce problemas de visón, vértigos, nauseas y vómitos.
La artrosis en los dedos parece ser hereditaria porque aparece en familias y suele afectar más a las mujeres. Pueden aparecer pequeños bultos en los huesos a nivel de las articulaciones de los dedos, que se hinchan y se ponen rÃgidas, a parte de que los dedos se tuercen con facilidad.
Tratamiento:
Es importante mantener los cartÃlagos en buen estado, a través del fortalecimiento de los músculos que ayudan a sostener la articulación y a absorber los impactos y energÃa de los movimientos.
Por eso es esencial también el mantenimiento de la actividad diaria cotidiana muy activa, tanto la casera como la laboral si existe y practicar ejercicios especiales para la artrosis de columna vertebral, pero en casos graves o en actividades muy dolorosas igual hay que usar soportes ortopédicos para proteger las articulaciones.
Hay que descansar adecuadamente las articulaciones, pero no podemos abusar de la inmovilidad porque se agrava la artrosis, ya que el movimiento facilita la alimentación de la zona y la eliminación de desechos y la pasividad fomenta la rigidez.
El calor y la fisioterapia van muy bien para las articulaciones con masajes para el cuello, calor intenso a través de ultrasonidos, y mojar los dedos en parafina entre otras prácticas.
Los medicamentos son menos importantes en estos tratamientos porque van a moderar los sÃntomas y a hacer la vida más llevadera, pero no van a solucionar el problema. En este sentido los médicos te podrán recomendar calmantes y antiinflamatorios básicos para el dolor y la inflamación u otros productos más agresivos según la necesidad.
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