El espárrago es un alimento derivado de la esparraguera, que es una planta herbácea de la familia de las Liliáceas, que puede alcanzar hasta un metro y medio de altura.
En la familia de las Lilíaceas también podemos encontrar otros tipos de alimento de origen vegetal como son las cebollas y los puerros, aunque no comparta con estos ni la forma ni el sabor. Entre las Liliáceas es habitual que el tallo desarrolle bulbos subterráneos, y en cualquier caso todas sus especies aportan aceites esenciales sulfurados a la dieta los cuales resultan muy beneficiosos para la salud.
Se cree que el espárrago es originario de Asía Menor, cerca de los ríos Tigres y Eufrates, y su popularidad se difundió entre las distintas civilizaciones que se desarrollaron en torno al Mar Mediterráneo.
De tal modo que en las civilizaciones egipcia y griega no sólo se utilizaba como alimento, sino también para realizar ofrendas a los dioses.
La expansión del imperio romano facilitó la difusión de este alimento entre los diversos países que fueron conquistados, pero su consumo disminuyó de manera importante con la caída de dicho imperio.
Las propiedades medicinales del espárrago sirvieron para resucitar la popularidad de los espárragos en el siglo XIV y en el siglo XVIII pasó a convertirse en un prestigioso alimento destinado a la burguesía y las clases altas.
Actualmente, el espárrago es un vegetal propio de regiones templadas que se cultiva por todo el mundo, siendo Alemania, Francia e Italia sus mayores productores.
El espárrago se obtiene del tallo tierno de la esparraguera. A finales del siglo XIX sólo se conocía el espárrago verde, pero en estas fechas surgió la variedad blanca, a partir de su cultivo bajo tierra.
Cuando cultivamos los espárragos al aire libre, estos crecen en contacto con la luz solar. El espárrago en este caso, al igual que la mayoría de las plantas, produce un pigmento de color verde llamado clorofila, que permite aprovechar la energía recibida del sol al estar en contacto con sus rayos. Este tipo de espárragos se conoce también como espárragos trigueros.
Por otro lado, cuando enterramos los espárragos, estos se desarrollan sin recibir el estimulo directo de la luz solar, de ahí que adquieran el color blanco debido a la ausencia de dicho pigmento.
Los meses de abril y mayo son los más apropiados para conseguirlos, aunque gracias a su cultivo intensivo en invernaderos y a la producción de conservas se pueden consumir con facilidad durante todo el año.
El espárrago fresco está constituido fundamentalmente por agua y fibra, y destaca entre las hortalizas más ricas en proteínas. Por otro lado, el contenido en grasas y azúcar es muy bajo.
A nivel vitamínico, en el espárrago destaca la presencia de folatos, y de las vitaminas liposolubles A, C y E, las cuales ejercen un importante poder antioxidante.
Los folatos contribuyen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y en el desarrollo de anticuerpos para el sistema inmunológico.
Sin comentarios