En la metodología del entrenamiento deportivo se concibe la posibilidad de realizar movimientos aislados (analíticos) de una articulación, manteniendo inmóvil el resto del cuerpo en la búsqueda del entrenamiento exclusivo de un músculo concreto o de un grupo de músculos que inciden directamente en la realización de ese movimiento.
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Movimiento humano
Este tipo de trabajo puede tener cierta utilidad para corregir alguna debilidad a través del desarrollo de la fuerza, o para recuperarlo de un acortamiento crónico a través de un trabajo de elongación y relajación, pero es una situación que no es natural en el movimiento humano, ya que nuestro aparato locomotor está organizado para que todas nuestras acciones se realicen entre varias articulaciones y con la participación de varios músculos.
En este sentido, nunca se produce como consecuencia de la activación aislada de un músculo, ni tan siquiera en el caso de este tipo de ejercicios analíticos, ya que la inmovilidad que se manifiesta en el resto del cuerpo al realizar este tipo de ejercicios, se consigue artificialmente, gracias a la contracción estática de otros grupos musculares que se esfuerzan en fijar el resto de las articulaciones para que el movimiento tan sólo se concentre en esta.
Por otro lado, al margen del trabajo inmovilizador del resto de los grupos musculares, en el movimiento de dicha articulación no sólo interviene el o los músculos cuyo acortamiento moviliza el segmento óseo respecto a la articulación, sino que también participan otros grupos musculares facilitando el movimiento con su inacción o ayudando a ajustar los parámetros de velocidad, dirección y precisión del mismo.
Sirva de ejemplo de este tipo de movimientos tan aislados, antinaturales y restrictivos, la elevación de una mancuerna a través exclusivamente de la flexión de la articulación del codo, movimiento que en la metodología de entrenamiento con pesas está tipificado habitualmente como “curl de bíceps con mancuerna”.
Reparto del esfuerzo
El “curl de bíceps con mancuerna” es un ejercicio que admite múltiples variantes, pero en nuestro ejemplo vamos a centrarnos en la ejecución desde la posición de pie, sujetando la mancuerna con un agarre ventral.
Al elevar el peso, la tendencia natural sería la de repartir el esfuerzo y con ello la tensión muscular entre las articulaciones del codo y del hombro como ocurre cuando tratamos de levantar la bolsa de la compra para ponerla sobre la mesa.
Sin embargo en la ejecución correcta de este ejercicio, parte del esfuerzo va a estar dirigido a mantener el brazo pegado al tronco, mediante la contracción isométrica de los músculos extensores y aductores del brazo; de manera que todo el esfuerzo necesario para la elevación del peso queda centrado en la articulación del codo y con ello en su musculatura flexora, la cual va a actuar mediante su contracción contra la fuerza de la gravedad.
Según elevamos el peso con el brazo pegado al tronco se produce una progresiva separación del peso respecto al cuerpo, lo que genera una fuerza horizontal relacionada con el reajuste del centro de gravedad del deportista, el cual va a cambiar su ubicación al producirse un reajuste de la distribución del peso que forman en conjunto la mancuerna y el deportista.
Ese impulso debe controlarse a través de la contracción estática de piernas y abdominales que mantienen estabilizada la posición del deportista ante el efecto desestabilizador de estos impulsos.
Los músculos del antebrazo y de la mano, mantienen la mancuerna fuertemente sujeta gracias a su contracción isométrica, impidiendo así que esta se caiga.
Por otro lado, los músculos extensores se mantienen relajados o ligeramente activados durante el movimiento para no servir de obstáculo a la flexión del codo.
Coordinación y ajuste de la carga
Si el deportista tiene la sensación de que no es capaz de levantar dicha carga con comodidad, tratará de compensar su falta de fuerza para ese movimiento contrayendo más músculos de los necesarios, en una búsqueda de ayuda que puede incluso involucrar a los músculos de la cara, los cuales en principio no van a intervenir en el movimiento.
Con este esfuerzo adicional el deportista trata instintivamente de aumentar la fuerza de su cadena de movimientos, provocando que indiscriminadamente participen el mayor número de músculos posibles para que los que puedan ayudar también colaboren, en algunos casos alterando la técnica del movimiento que se modifica para poder vencer la resistencia.
Con estos sobreesfuerzos, se consigue mover un poco más la carga, o realizar alguna repetición más del movimiento, pero también se puede alterar la naturaleza del ejercicio y con ello el resultado conseguido, ya que no se entrenan los músculos que se deseaba de antemano, o se carga a la musculatura con algunas tensiones musculares extra.
Esta situación esta provocada en la mayoría de los casos por una mala previsión de la carga a utilizar, ya que si necesito asociar el trabajo de más músculos para la ejecución de dicho movimiento, realmente no estoy obligando al músculo que intentamos entrenar a que se esfuerce más, sino que falseamos el trabajo con unos movimientos innecesarios o incluso perjudiciales.
La coordinación entre los distintos músculos implicados en un movimiento va a mejorar si se les da la posibilidad de trabajar en las condiciones más óptimas, lo cual a medio plazo nos va a permitir unas mayores mejoras y con ello una reducción del riesgo de lesiones, uno por trabajar con menos carga, y dos por aprender desde el principio a trabajar adecuadamente.
Por eso es esencial que en cada ejercicio ajustemos adecuadamente la carga utilizada a las posibilidades del músculo respecto a dicho movimiento, ya que es la manera más óptima de entrenar, es decir obteniendo el máximo rendimiento al trabajo muscular con el mínimo esfuerzo, porque ¿para que quiero levantar 10 kg en un ejercicio si consigo el mismo resultado con 6 kg?
1 Comentarios
One Reply to “Las funciones de los músculos en el movimiento: Introducción y generalidades”
grasias me sirvi resto