Es obvio que corremos con las piernas, pero este movimiento requiere una participación coordinada de todo el cuerpo, actuando como un sistema.
El movimiento de los brazos es esencial para poder correr bien porque equilibran el movimiento de las piernas.
Esto tiene repercusiones directas en el entrenamiento de la técnica y a la hora de plantear el desarrollo muscular del corredor.
Tradicionalmente se ha dicho que los corredores de maratón, veían perjudicado su rendimiento si fortalecían mucho los brazos porque se cargaban de un peso que luego tenían que movilizar.
El tiempo y los estudios han demostrado que la acción de los brazos en la carrera de resistencia ayuda a desahogar cada paso que damos, retardando la aparición de la fatiga, especialmente la de las piernas, que son las que más trabajan.
Si aceptamos que en las carreras de más resistencia se precisa un buen fortalecimiento del tren superior, no tendremos dudas a la hora de plantearlo para cualquier otra especialidad.
El braceo cumple 2 funciones en el movimiento de carrera:
– Equilibrar las rotaciones de cadera y tronco que se producen al dar los pasos más amplios. Si probamos a correr con los brazos pegados al cuerpo sin compensar los pasos de la carrera, veremos como nos tambaleamos hacia los lados y perdemos equilibrio y estabilidad en el movimiento. Es agotador y no nos permite correr bien.
– Colaborar en una mayor impulsión. El esfuerzo lo hacen las piernas, pero un braceo enérgico ayuda a que la impulsión sea más poderosa y económica.
La estabilización del tronco es esencial en la carrera para poder realizarla con soltura y eficacia. Su importancia radica en la influencia que ejerce en los siguientes factores:
– Máximo impulso sin pérdida de energía. Un impulso sólo se puede realizar con su máxima potencia si la fuerza se ejerce respecto a un elemento firme y estable. Al empujar el suelo hacia atrás en el impulso, la fuerza se transmite hacia arriba hacia el centro de gravedad.
Si hay estabilidad está energía se absorberá en el tronco para transformarla en desplazamiento sin disiparse en cualquier movimiento accesorio que nos pueda desequilibrar.
Así evitaremos rotaciones de tronco excesivas y oscilaciones hacia los lados que no sólo nos van a frenar, sino que nos va a hacer que añadamos tensiones inapropiadas al tronco (como las de los hombros) para intentar equilibrarnos en el desplazamiento.
Estos desequilibrios nos frenan, nos roban parte de la energía aplicada en el impulso, nos desequilibran en el apoyo y hacen que nos agotemos antes, a parte de poder degenerar en lesiones de espalda.
– Facilitar la respirar: Estas tensiones en el tronco van a dificultar nuestra respiración, y nos vamos a cansar más para llenar nuestros pulmones de aire.
La postura de hombros tensos y elevados, así como la rigidez intercostal va a elevar nuestra respiración al tórax, limitando nuestra capacidad para llenar al máximo los pulmones y haciendo más difícil la colaboración del diafragma en el movimiento respiratorio.
Un buen apoyo abdominal va a permitir que la musculatura del tórax descanse hacia abajo liberándose de tensiones que opriman el movimiento natural de la caja torácica.
Además el apoyo en esta zona va a facilitar la intervención del diafragma en el movimiento respiratorio y con ello el máximo aprovechamiento de la respiración con el mínimo esfuerzo.
– Buena coordinación con el braceo: Ya hemos hablado de la importancia del braceo. El tronco es el enlace entre brazos y piernas, y además el punto de apoyo de todos los esfuerzos musculares.
Es fundamental para que nuestros brazos coordinen bien su trabajo que el tronco haga de enlace muscular entre las cadenas superiores y las inferiores, a parte de necesitar un buen punto de apoyo para su movimiento.
– Prevenir lesiones en la columna vertebral provocadas por la absorción de la energía de los impulsos. La carrera es un movimiento repetitivo que envía violentos impulsos a la cadera para que ésta los canalice a través de la columna vertebral.
Por otro lado los movimientos fuerzan la extensión de la columna vertebral. La extensión de la pierna hacia atrás afecta directamente al estar conectada en su función con los extensores de la columna vertebral.
Y la elevación de la pierna por delante activa los músculos flexores de cadera, entre ellos el psoas ilíaco, que al estar conectado con la zona lumbar por delante, fuerza también su extensión al contraerse.
Para estar bien equilibrado en la carrera, el tronco está ligeramente inclinado hacia delante respecto a la cadera, pero siempre derecho.
Es esencial por ello combinar el entrenamiento de carrera en todas sus disciplinas con un plan de reforzamiento muscular de la faja abdominal y dorsal, sin olvidar ninguna de sus zonas.
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