Las carreras con vallas incluyen la presencia de estos obstáculos de manera regular a lo largo del recorrido, los cuales deben ser superados por el corredor, sin esquivarlos o pasar por debajo.
En este sentido, es esencial para el corredor de vallas el perfeccionamiento de una adecuada técnica de salto o superación de los obstáculos, para que estas dificultades adicionales no supongan un obstáculo excesivo a su desplazamiento y así pueda recorrer la distancia en el menor tiempo posible.
Por ello, la técnica de salto de vallas para contribuir positivamente al máximo rendimiento del corredor, tiene que alterar lo menos posible el ritmo de carrera del corredor, y ser lo más económica posible para que no provoque un agotamiento prematuro del corredor.
La técnica de salto de las vallas va a estar condicionada como ya vimos en otros capítulos sobre esta especialidad atlética por la distancia a recorrer por el corredor, lo que va a determinar la velocidad del corredor y la intensidad a la que puede realizar los movimientos; y por las características de los obstáculos, ya que los obstáculos de la carrera de 3000 metros son fijos e inamovibles, mientras que los obstáculos de las carreras de velocidad son ligeros y fácilmente derribables si se los golpea, lo que evita los riesgos de lesión asociados a los tropezones a gran velocidad.
En los próximos capítulos nos vamos a centrar en la descripción del modelo técnico básico para la superación de vallas, las cuales permiten la posibilidad al corredor de superar la valla con un gesto más apurado que en el caso de los obstáculos.
La formación de un corredor de vallas comienza con la adquisición de la habilidad general de saltar vallas en carrera. A partir de esta habilidad básica, el corredor tiene que ir adaptando progresivamente su técnica a las características de la prueba respecto a la que trata de especializarse, para que pueda ejecutarla del modo más óptimo.
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