En relación al aprendizaje del salto, hay una serie de errores que nos podemos encontrar normalmente.
– La gafa se nos cae al entrar en el agua. La entrada en el agua genera mucho rozamiento con el agua, y si la gafa no está bien sujeta se nos puede deslizar hacia abajo.
El problema de esto es que nos quita totalmente la visibilidad y nos puede desestabilizar. En medio de una prueba cronometrada no nos podemos permitir este lujo, por lo que tenemos que tomar precauciones.
Las gafas hay que ajustarlas firmemente recortando el tamaño de la goma y presionando firmemente la gafa contra las cuencas de los ojos con los pulgares. La sensación en los ojos es un poco incómoda porque existe mucha presión en estos (tampoco abusar).
Por otro lado, al saltar es conveniente pegar la barbilla al pecho, mirándonos al ombligo. Con esto evitaremos que la gafa contacte frontalmente con el agua al entrar en ella.
– Planchazo: El planchazo es una entrada en el agua errónea, ya que se ofrece una superficie de contacto muy amplia, que frena el movimiento bruscamente y que disipa toda la energía del impulso en forma de sonido y movimiento de agua (salpicar agua).
El que salta también lo sufre con el enrojecimiento de su estómago. La entrada en el agua, como ha se explico debe realizarse ofreciendo la menor superficie de contacto posible, y por eso se indica que se penetre por un agujero, como si se atravesará un aro.
– Hundirnos excesivamente al deslizarnos por debajo del agua. Si ocurre esto y perdemos velocidad de deslizamiento, tardaremos mucho tiempo en salir a la superficie.
El objetivo del deslizamiento bajo el agua, es recorrer el máximo espacio posible, y que cuando descienda la velocidad del deslizamiento, estemos al nivel de la superficie para poder enlazar con las primeras brazadas y así no perder velocidad.
Si el salto tiene poca amplitud, la componente de entrada en el agua es más vertical, y por eso podemos hundirnos; de ahí que para obtener un buen deslizamiento horizontal debemos ganar amplitud en el salto.
Por otro lado, si al entrar en el agua aflojamos la tensión del cuerpo, doblando por ejemplo las rodillas, aumentaremos el rozamiento con el agua, perdiendo impulso, por lo que nos hundiremos con más facilidad.
– Precipitarse al empezar a nadar. Si empezamos a bracear antes de que haya finalizado el impulso del salto, estaremos rompiendo la posición hidrodinámica de mínima resistencia al rozamiento con el agua.
Querer dar esa primera brazada nos podría frenar y romper el impulso de deslizamiento, con lo que nos costará más esfuerzo y tiempo coger velocidad de nado.
Progresión en el salto
Como hemos visto anteriormente, para realizar un buen salto al agua hay que dominar una serie de elementos de cierta complejidad.
Para un buen aprendizaje de la técnica hay que integrar progresivamente todas las dificultades, pues es muy difícil aprender todo de golpe.
Por eso, vamos a dividir el aprendizaje en una serie de fases bien diferenciadas, en las que vamos a ir integrando más elementos en el movimiento.
1. Fase de familiarización: En esta fase vamos a tomar contacto con lo que seria los saltos al agua en general, para coger sensaciones y experiencias del movimiento que nos permitan distinguir más adelante las cosas que hacemos bien y las que no.
En esta fase vamos a incluir:
– Saltos lejanos de pie, a caer de pie, intentando ganar distancia, para trabajar la impulsión, y la confianza en la adherencia del piso.
– Entrada de cabeza, para perder el respeto al salto. Siempre con las manos por encima de la cabeza, pero saltando al agua en cuclillas por ejemplo.
2. Fase de aprendizaje: Vamos a realizar el salto de cabeza normal, desde el bordillo de la piscina, buscando ganar longitud en el salto.
Muy importante trabajar los conceptos de alargarse en el salto y hacerlo con la suficiente tensión corporal, así como lo de penetrar en el agua a través de un agujero.
3. Aumento de la dificultad: Aquí vamos a acostumbrarnos a saltar desde el poyete, lo que resulta bastante más complicado que desde el bordillo, practicando diversas formas de situarnos para salir (con apoyos paralelos, o con un pie adelantado), para buscar el estilo de salida que nos dé más confianza y resultados.
4. Máximo rendimiento: Con la técnica ya dominada, vamos a trabajar la velocidad de reacción, respondiendo rápidamente a la señal, procurando simular en la medida de lo posible las condiciones de la competición.
Estas fases no se trabajan aisladamente, sino que podemos combinar los ejercicios de las fases contiguas para enriquecer el proceso y acelerar el aprendizaje.
Si trabajamos los contenidos aisladamente, nos va a resultar más difícil evolucionar en el proceso.
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