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Los deportes con competición de liga
En anteriores capÃtulos habÃamos valorado la importancia del principio de la multilateralidad en las distintas etapas y niveles del entrenamiento en el caso de aquellos deportes en los que el perÃodo de competiciones se concentra en momentos muy puntuales del año.
Por otro lado, podemos distinguir otro tipo de deportes en los que la competición se estructura en forma de liga regular, es decir en un formato en el que cada competidor se tiene que enfrentar con cada uno de los participantes por separado en sucesivas jornadas, que se organizan normalmente en un intervalo semanal (ligas de fútbol aficionado), aunque últimamente en el deporte espectáculo de alto rendimiento (fúbol, baloncesto,…) y dependiendo de la dureza de cada actividad concreta, se está intensificando la concentración de jornadas de competición, llegando a celebrarse dos jornadas semanales en algunos casos (incluso tres, como ocurre por ejemplo en la NBA).
La elevada concentración de competiciones que se produce en el tiempo, impide que se pueda aprovechar adecuadamente el intervalo de tiempo intermedio en el afán de mejorar la condición fÃsica, ya que la recuperación tras la anterior competición y el descanso que se precisa antes de la siguiente competición no nos va a permitir la realización de entrenamientos con la suficiente dureza, duración y dificultad como para fomentar dichas mejoras.
AsÃ, el entrenamiento de la condición fÃsica en los perÃodos intermedios cumple la función de mantener un buen nivel de condición fÃsica, sirviendo incluso como método de recuperación a la intensidad de la competición.
Además, la organización de competiciones en forma de liga se caracteriza por la prolongada duración del perÃodo de competición, ya que surgen un elevado número de jornadas al combinar los distintos enfrentamientos posibles. La duración de este perÃodo de competiciones llega a duplicarse cuando se establece un sistema de ida y vuelta, en el que cada enfrentamiento debe realizarse en el campo de cada uno de los contendientes, por lo que al finalizar una ronda completa de enfrentamientos, esta se repite respetando el orden en el calendario, pero invirtiendo la sede de cada uno de los encuentros.
Los deportes organizados en forma de liga
La prolongada duración del perÃodo de competiciones en este tipo de deportes, impide la realización de un perÃodo preparatorio de larga duración, porque la campaña anual se alargarÃa en exceso si conjuntamos un largo perÃodo preparatorio con otro también muy largo de competición; sin olvidar el hecho de que un año tan sólo tiene doce meses, y a lo largo del año hay que programar perÃodos de descanso o recuperación en los que ni se compite ni se entrena.
La elevada duración del perÃodo de competiciones dificulta que el deportista pueda mantener el máximo nivel de condición fÃsica durante todo el año por lo que hay que adaptar los objetivos a estas circunstancias a la hora de planificar el entrenamiento en este tipo de deportes.
En este caso, y puesto que la regularidad es la virtud más importante en este tipo de actividades, nos tenemos que conformar con que el deportista mantenga el nivel más alto posible a lo largo de todo el año sin que se produzca un estado de sobreentrenamiento que aumente el riesgo de lesiones o simplemente provoque una caÃda en su rendimiento deportivo.
Esto no impide que se puedan establecer momentos en los que el rendimiento descienda ligeramente, a pesar de que se siga compitiendo, asà como fijar otras fases en el calendario en las que se espera alcanzar un nivel superior de condición fÃsica para poder abordar los enfrentamientos que consideramos más importantes (finales, partidos con rivales directos, etc).
Estas pequeñas oscilaciones en el nivel de forma fÃsica no impiden que el deportista pueda competir a un alto rendimiento, ya que el despliegue de facultades fÃsicas no es el objetivo directo de este tipo de deportes, sino un complemento para ser mucho más competitivos.
Aplicación en los deportes colectivos
La prolongada duración del perÃodo de competiciones en este tipo de deportes, impide la realización de un perÃodo preparatorio de larga duración, porque la campaña anual se alargarÃa en exceso si conjuntamos un largo perÃodo preparatorio con otro también muy largo de competición; sin olvidar el hecho de que un año tan sólo tiene doce meses, y a lo largo del año hay que programar perÃodos de descanso o recuperación en los que ni se compite ni se entrena.
La elevada duración del perÃodo de competiciones dificulta que el deportista pueda mantener el máximo nivel de condición fÃsica durante todo el año por lo que hay que adaptar los objetivos a estas circunstancias a la hora de planificar el entrenamiento en este tipo de deportes.
En este caso, y puesto que la regularidad es la virtud más importante en este tipo de actividades, nos tenemos que conformar con que el deportista mantenga el nivel más alto posible a lo largo de todo el año sin que se produzca un estado de sobreentrenamiento que aumente el riesgo de lesiones o simplemente provoque una caÃda en su rendimiento deportivo.
Esto no impide que se puedan establecer momentos en los que el rendimiento descienda ligeramente, a pesar de que se siga compitiendo, asà como fijar otras fases en el calendario en las que se espera alcanzar un nivel superior de condición fÃsica para poder abordar los enfrentamientos que consideramos más importantes (finales, partidos con rivales directos, etc).
Estas pequeñas oscilaciones en el nivel de forma fÃsica no impiden que el deportista pueda competir a un alto rendimiento, ya que el despliegue de facultades fÃsicas no es el objetivo directo de este tipo de deportes, sino un complemento para ser mucho más competitivos.
De hecho, en estas disciplinas la distinción de los mejores deportistas se hace en función del nivel de habilidad y de dominio de la técnica, siendo el elemento fÃsico un factor secundario, aunque imprescindible si se quiere competir al más alto nivel.
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