El rebote del balón del fútbol puede ser controlado por el jugador en fuerza y dirección según como coloque la superficie de contacto respecto a la dirección que trae el balón.
De este modo, el balón puede reorientarse en una dirección más ventajosa para las intenciones del jugador, lo cual le va a permitir encadenar la siguiente acción con más velocidad, por ejemplo para un contraataque.
El efecto rebote se consigue al recibir el balón con una cierta tensión en la superficie de contacto, para que no se pierda totalmente el impulso y el balón salga rebotado.
La maestría del jugador está en conseguir que el balón rebote con la fuerza justa y en la dirección deseada para que sea una acción ventajosa y no perjudicial.
El amortiguamiento del balón: Representa la acción inversa al golpeo, ya que con este tipo de control se absorbe totalmente el impulso que trae el balón, mientras que el golpeo trata de transmitírselo.
La acción de frenado se consigue acompasando la llegada del balón con un retroceso controlado de la superficie de contacto. De este modo se absorbe el impulso y se evita que el balón salga rebotado.
Esta acción puede ser interesante en algunas situaciones del juego, especialmente cuando no tenemos mucho espacio para controlar el balón o porque no nos interesa que quede muy alejado de nuestro cuerpo.
Es un gesto técnico de gran belleza, especialmente cuando se consigue controlar un balón que llega con gran fuerza y desde gran distancia.
A este tipo de control se le denomina habitualmente como “pinchar el balón”.
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