La velocidad es una variable que caracteriza el movimiento de las cosas y de las personas, representando el grado de rapidez con la que se realiza un movimiento o un desplazamiento por el espacio.
De hecho el diccionario de la RAE (Real Academia de la Lengua Española, en su primera acepción define la velocidad como “ligereza o prontitud en el movimiento”.
En su segunda acepción, el diccionario de la RAE describe la velocidad como “magnitud física que expresa el espacio recorrido por un móvil en la unidad de tiempo”. De este modo, la velocidad representa la relación existente entre una distancia o espacio y el tiempo que se tarda en recorrerlo, la cual se manifiesta en la rapidez con la que se desplaza el objeto.
La relación entre estas tres magnitudes (espacio, tiempo y velocidad), queda definida a través de la siguiente fórmula:
V (Velocidad) = E (Espacio) / T (Tiempo)
En el ámbito de la actividad física, el término velocidad no solo es una característica de los movimientos, sino que además adquiere un valor específico, denominando a la capacidad física, que en base a los recursos que tiene el cuerpo nos permite realizar los movimientos a la máxima velocidad.
En este sentido, podemos citar algunas definiciones que sobre esta cualidad se han desarrollado en el campo de la teoría del entrenamiento:
FREY (1977): «Capacidad que permite, en base a la movilidad de los procesos del sistema neuromuscular y de las propiedades de los músculos para desarrollar la fuerza, realizar acciones motrices en un lapso de tiempo situado por debajo de las condiciones mínimas dadas». (Citado por WEINECK, 1988, 223).
GROSSER (1992, 14): «Capacidad de conseguir, en base a procesos cognitivos, máxima fuerza volitiva y funcionalidad del sistema neuromuscular, una rapidez máxima de reacción y de movimiento en determinadas condiciones establecidas».
La definición que ofrece Grosser valora la velocidad como una cualidad psicofísica que sólo se manifiesta por completo en aquellas acciones motrices en las que el cansancio no limita el rendimiento máximo, es decir que no están condicionadas por la resistencia.
Por otro lado, según Morehouse, la velocidad es una posibilidad que nos ofrece la contracción muscular, definición que nos permite reducir la cuestión de la rapidez de movimientos a una cuestión meramente muscular.
“La velocidad es una de las características de la contracción muscular y esta puede ser modificada por la longitud de la fibra muscular y su mayor o menor resistencia, la mayor o menor tonicidad muscular (viscosidad, elongación, masa muscular, estructura de la fibra muscular).”
Sin embargo en la práctica deportiva, la velocidad es una capacidad física que generalmente se manifiesta gracias a la colaboración de otras capacidades físicas a la hora de ejecutar los movimientos.
De este modo, el rendimiento deportivo en actividades en las que interviene la velocidad depende de la participación de grandes dosis de fuerza, técnica, flexibilidad, coordinación, resistencia, etc, lo cual convierte a la velocidad en una capacidad compleja.
En este sentido, aunque el deportista no este especialmente dotado para la ejecución de movimientos a gran velocidad, su rendimiento puede ser mejorado si se consiguen desarrollar el resto de los factores que influyen el rendimiento, los cuales tienen amplios márgenes de mejora.
Es por eso, que aunque tradicionalmente se ha considerado que el velocista nace, hay que considerar que la velocidad se puede entrenar y aprender a través de un buen proceso de entrenamiento en el que se realicen las actividades más apropiadas.
Pero en algunos casos, resulta complicado distinguir la influencia del factor velocidad respecto al resto de capacidades implicadas en el gesto deportivo. Siguiendo a Grosser (Entrenamiento de la Velocidad), esta diferenciación resulta más sencilla gracias a los conceptos: Rapidez, porcentaje de fuerza y grado de cansancio físico y psíquico.
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