Los controles orientados consiguen con un solo toque de balón dos objetivos distintos: controlar el balón de fútbol y orientarlo adecuadamente para ser jugado en las mejores condiciones posibles.
Para conseguirlo el jugador realiza una acción de semiparada del balón de fútbol, gracias a la cual el esférico va a salir rebotado hacia la dirección que más le interesa y con el impulso y velocidad más favorable.
El control orientado del balón puede incluso ser utilizado para pasar directamente el balón a un compañero, lo que se conoce en el argot futbolístico como “jugar al primer toque”.
El jugador consigue mucha ventaja con este tipo de controles del balón acciones si le salen bien, porque consigue ahorrar tiempo y así dar más velocidad al juego, lo cual nos va a ayudar a acelerar nuestra ofensiva sobre la portería rival.
Pero el control orientado del balón también nos va a resultar de gran utilidad para el juego defensivo, ya que nos puede servir para evitar la presión defensiva del equipo rival.
En este sentido, es mucho más fácil proteger la posesión del balón si este se retiene durante menos tiempo, de ahí que en el juego se considera prioritario el soltarlo lo antes posible, para obligar al contrario a correr detrás del balón.
Así el control orientado del balón nos va a ayudar a quitar el balón del espacio accesible al contrario mucho más rápido y con menos toques de balón.
Con el control orientado alejamos el balón de la zona por la que llega el jugador rival a presionarnos, permitiendo interponer nuestro cuerpo entre él y el balón, así como orientarnos en la dirección en la que está nuestro compañero, al cual podemos pasar el balón antes de que el contrario tenga opciones de robárnoslo.
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